CONSEJOS PARA ESCRIBIR POESÍA

Mar Benegas, poetisa nos da ideas para escribir poemas. mirad que montón de ideas nos da. 

TEJER POESÍA EN FAMILIA
Podemos regalarnos libros de poemas, y leerlos poco a poco.
Podemos hacer pareados: “A la tía Eloísa / la despeinó la brisa”, “Mi hermana Marina / es una mandarina”…
Podemos hacer nuestros tarros de palabras que riman.
Podemos buscar en los periódicos y revistas palabras hermosas con las que luego construir poemas.
Podemos jugar a recitar poemas en el coche.
Podemos susurrarnos poemas al oído y hablar en verso.
Podemos tener una contraseña poética. O muchas: para cuando estemos felices, o tristes, o juguetones…
Podemos inventar trabalenguas mientras hacemos galletas. Y adivinanzas en verso mientras nos las comemos.
Podemos leer poemas difíciles. Cantar canciones. Contar cuentos rimados.
Podemos jugar a juegos de palmas.
Podemos buscar poemas que nos acompañen en la tristeza y otros que puedan acompañarnos en la alegría.
Podemos escribir poemas en palitos de helado, cada verso en un palito, y luego jugar a intercambiarlos.
Podemos, cuando nuestros tarros de rimas estén llenos o nos aburramos de ellos, vaciarlos, y con esas palabras construir un mundo lleno de poesía.
Podemos buscar lo que es un limerick, quién era Mª Elena Walsh, qué es “Chamario”, o cómo se dibuja un gato según Gloria Fuertes.
Podemos instaurar los “tres minutos de las poesía”. Y recitarla cada día, a la misma hora, como una cosa importantísima que no puede faltar de ninguna manera.
Podemos tejer un abrigo de palabras, de versos, de rimas y risas, donde podamos abrigarnos del frío.
Podemos dejar que nuestra casa sea un poema y que el poema sea, por supuesto, nuestra casa.

Mar Benegas Os presento a Mar, en este video la conoceréis.

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lunes, marzo 16, 2020

CONSEJOS PARA ESCRIBIR POESÍA

Mar Benegas, poetisa nos da ideas para escribir poemas. mirad que montón de ideas nos da. 

TEJER POESÍA EN FAMILIA
Podemos regalarnos libros de poemas, y leerlos poco a poco.
Podemos hacer pareados: “A la tía Eloísa / la despeinó la brisa”, “Mi hermana Marina / es una mandarina”…
Podemos hacer nuestros tarros de palabras que riman.
Podemos buscar en los periódicos y revistas palabras hermosas con las que luego construir poemas.
Podemos jugar a recitar poemas en el coche.
Podemos susurrarnos poemas al oído y hablar en verso.
Podemos tener una contraseña poética. O muchas: para cuando estemos felices, o tristes, o juguetones…
Podemos inventar trabalenguas mientras hacemos galletas. Y adivinanzas en verso mientras nos las comemos.
Podemos leer poemas difíciles. Cantar canciones. Contar cuentos rimados.
Podemos jugar a juegos de palmas.
Podemos buscar poemas que nos acompañen en la tristeza y otros que puedan acompañarnos en la alegría.
Podemos escribir poemas en palitos de helado, cada verso en un palito, y luego jugar a intercambiarlos.
Podemos, cuando nuestros tarros de rimas estén llenos o nos aburramos de ellos, vaciarlos, y con esas palabras construir un mundo lleno de poesía.
Podemos buscar lo que es un limerick, quién era Mª Elena Walsh, qué es “Chamario”, o cómo se dibuja un gato según Gloria Fuertes.
Podemos instaurar los “tres minutos de las poesía”. Y recitarla cada día, a la misma hora, como una cosa importantísima que no puede faltar de ninguna manera.
Podemos tejer un abrigo de palabras, de versos, de rimas y risas, donde podamos abrigarnos del frío.
Podemos dejar que nuestra casa sea un poema y que el poema sea, por supuesto, nuestra casa.

Mar Benegas Os presento a Mar, en este video la conoceréis.

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